En relación a las regencias, al fallecer Fernando VII, su mujer, María Cristina asumió el gobierno. Con motivo de que la legítima heredera Isabel aún no había llegado a la mayoría de edad. A su vez, los carlistas ya se encontraban en armas frente al poder real.
Dentro del apartado político, debemos de analizar sobre el apoyo de los liberales hacia la nueva corona, debido a la atención prestada por parte de Fernando VII durante la década ominosa. En el año 1834, los liberales moderados proponen una nueva constitución, que limitaba el poder absolutista y daba muestra de una clara apertura hacia la propaganda liberal. Sin embargo, los liberales progresistas con mayor ambición, mantienen nostalgia por la constitución de Cádiz de 1812. Lo cual, este panorama resultó ser de continua acción, reacción y consecuencia hasta1837, con la llegada de la constitución que decretaba la separación de poderes y la soberanía nacional.
Por un lado, los carlistas-isabelinos, y por otro, moderados-progresistas llevan a María Cristiana a la abdicación en el 1841, para ser sustituida por el general Espartero, para, en definitiva, tratar de llevar a cabo políticas de corte progresista y de proteccionismo industrial.
Una vez llegados a la mayoría de edad de Isabel, nuestro país albergará un sinfín de incontrolables hechos políticos desde 1823 hasta 1843. Si la primera década fue llamada ominosa, la segunda no estuvo exenta de turbulencias. Tal fue la situación que adelantaron la mayoría de edad a la reina a los trece años.
En el caso de los moderados, para justificar la maniobra de aprobación de la constitución de 1845, tendrán que imponer una soberanía de las cortes y la corona, la confesionalidad católica, y la otorgación de mayor poder a la reina respecto a las cámaras políticas.
Por lo que respecta, Isabel II acaba relacionándose con la “Corte de los milagros”, y, en consecuencia, acabará estando tan influida por esta camarilla que, en ocasiones, se salta la Constitución para intervenir en la gestión de los gobiernos y dirigir su política.
El nuevo estado moderado o tradicionalista consiguió llevar a cabo nuevas medidas durante una década entera como una reforma fiscal o nuevos concordatos con la iglesia en materia doctrinal y educativa. Un gobierno moderado siempre será susceptible a crear disconformidades entre la oposición progresista y este. No obstante, algunos puntos tan descuidados como la limitación del sufragio sirvieron como pretexto para que hasta sectores de la moderación también mostrasen su descontento.
Pero, ya en 1854 el coronel O ́Donnell (moderado), lideró una conjura militar que fracasó, pero llevó al estado a aceptar ideas progresistas en la nueva constitución del mismo año. La reina tras ver como su corona se tambalea se resigna a llamar en su auxilio, al que fue líder de los progresistas, el general Espartero. Espartero es nombrado presidente del gobierno, con el vuelve al poder el partido progresista. O’Donnell tras solo recibir el cargo de ministro de la guerra decide fundar un partido centrista, denominada como Unión Liberal.
El nuevo modelo de estado progresista tan solo duró dos años el (“Bienio progresista”). Por ello, O ́Donnell fundó un nuevo partido llamado Unión Liberal que llegó al poder en 1856. Esta nueva etapa trató de mezclar elementos liberales y progresistas a la par que trató de recuperar la influencia de España en ultramar, librando varios conflictos armados en México, Chile, Marruecos o la Conchinchina. Ya a partir de 1855 se desata en España la fiebre de construcción de ferrocarriles. Con la llegada del tren, la velocidad a la que podía viajar el hombre se triplicó.
El desarrollo de las nuevas industrias, hacen que las grandes ciudades necesiten derribar las murallas medievales y dejar paso a la nueva ciudad, esta serie de acontecimientos deberán de añadirse dentro de los elementos componen la categoría de la 2a Revolución Industrial.
En cierto sentido, y en reflexión a la situación de España, nuestro país presentó de forma interrumpida ciertos atisbos de recuperación en cuanto su política exterior, sin embargo, la sociedad era cada vez más compleja, de necesidades más variadas. Ya que, en el año 1866 tendrá lugar la firma del “Pacto de Ostende” entre demócratas, unionistas y progresistas, dicho pacto planteará el acuerdo de derrocamiento de la monarquía de Isabel cuando llegara el momento, y el cual llegaría tan solo dos años después con la revolución de “la gloriosa del 68”, en la que sobresalió como protagonista el general Prim.
Artículo redactado por Álvaro Requero González
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