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Cuando el castillo de las Arguijuelas, fue una base alemana nazi.

Un castillo de la provincia de Cáceres, se convirtió en una base alemana nazi.

Esta fortificación, datada del siglo XV y denominada como castillo de las Arguijuelas y situado en el termino municipal de Cáceres, el cual se encuentra a escasos 14 kilometros de la capital cacereña, se convirtió en una base secreta nazi, durante la guerra civil española, esta es su historia.

Extremadura gozó de una situación estratégica privilegiada durante los años que duró la contienda, de un parte por su proximidad a la frontera con Portugal, país cuyo gobierno, aunque oficialmente se había declarado neutral, también apoyaba a los militares sublevados; y por otra, porque desde el mes de agosto de 1936 esta región constituía el único nudo de comunicación terrestre entre los ejércitos rebeldes del norte y el sur de la Península. Por estas mismas razones, el trasiego de tropas y unidades militares extranjeras, de los países que apoyaban a los facciosos, fue constante mientras duró el conflicto.

En algunos casos, como el que nos ocupa, estas unidades militares llegaron a establecer su cuartel general en tierras extremeñas. Estos centros tuvieron una doble función: por una parte servían de base de operaciones, desde donde se coordinaban las acciones militares de estas unidades en otros frentes, por lo general, alejados del extremeño; y al mismo tiempo, en sus instalaciones se instruía a soldados españoles en el manejo del armamento enviado, y los oficiales aprendían las modernas técnicas de combate, que muy pronto serían ensayadas en nuestra guerra civil y llevadas a la práctica en la próxima conflagración mundial.
Cuando el castillo de las Arguijuelas, fue una base alemana nazi.

Los alemanes proponen a Franco el envío de una fuerza blindada El día 5 de septiembre de 1936, el teniente coronel Walter Warlimont había llegado al aeródromo de Cáceres con el propósito de entrevistarse con el general Franco. A la mañana siguiente, Franco recibió a los representantes de las potencias fascistas en el palacio de los Golfines de Arriba, su cuartel general desde mediados de agosto, desde donde dirigía las operaciones encaminadas a romper el cerco del Alcázar de Toledo. En la reunión que mantuvieron, se concretaron los términos en que debía desarrollarse la ayuda que tanto Alemania como Italia llevaban más de un mes proporcionando a los rebeldes españoles.

Cuando el castillo de las Arguijuelas, fue una base alemana nazi.
Palacio de los Golfines de Arriba, situado en la ciudad monumental de Cáceres.

Tras su entrevista con Franco, Warlimont se instaló en Sevilla, desde donde remitió varios informes a Berlín, en los que daba cuenta a sus superiores de las conversaciones y los acuerdos alcanzados con las autoridades rebeldes, al mismo tiempo que aprovechaba para describir y evaluar el desarrollo de la guerra en los distintos frentes. En uno de estos informes hacía constar los buenos servicios que habían prestado los aviones suministrados por la Luftwaffe en los primeros combates y en el paso del Estrecho de Gibraltar por las tropas sublevadas procedentes de África. Sin embargo, el teniente coronel germano era escéptico en cuanto al éxito futuro de los rebeldes en las operaciones militares, a no ser, según su opinión, que Alemania incrementara sin tardanza su ayuda material, sobre todo en lo referido a unidades blindadas, cañones antiaéreos y anticarro, armas de las que los españoles carecían casi por completo. En este sentido, Warlimont solicitaba a Berlín el envío de una fuerza blindada, así como material contra carros de combate, y, desde luego, se sentiría sorprendido por la respuesta obtenida de su sugerencia, ya que, como veremos a continuación, el material recibido sobrepasó con creces sus expectativas.




Cuando el castillo de las Arguijuelas, fue una base alemana nazi.
Wilhelm Ritter von Thoma

LOS ALEMANES LLEGAN A CÁCERES: CONSTITUCIÓN DE LAS BASE DE CARROS BLINDADOS EN LA FINCA DE LAS ARGUIJUELAS.

 Tres días antes, el 20 de septiembre de 1936, se había reunido en la base de Neuruppin (Brandenburgo) a todos los oficiales, suboficiales y tropa de los dos batallones que formaban el Panzer-Regiment VI. Allí mismo se solicitaron voluntarios para desempeñar una misión «de cierta relevancia y alto secreto», sin indicarse, en ningún momento, que tal misión se desarrollaría en un país en guerra como lo era España. Lo que los jefes si advirtieron a sus subordinados es que no se trataría de meros ejercicios o maniobras, sino que habría fuego real y que cabía la posibilidad de caer prisioneros, ser heridos o incluso muertos en el campo de batalla.

Cuando el castillo de las Arguijuelas, fue una base alemana nazi.

 Con el personal seleccionado se organizaron, en principio, una unidad de plana mayor, dos compañías de carros de combate, una de transporte y otra de taller. Se dispusieron 41 tanques del modelo que en ese momento era reglamentario de la unidad: el Panzerkampfwagen I Ausf. A, 12 además de diferentes tipos de vehículos, camiones y motocicletas, así como el armamento necesario para cumplir con la misión encomendada. Un total de 267 hombres fueron concentrados en el campamento de Döberitz, en las cercanías de Berlín,13 donde recibieron una paga extraordinaria de 200 marcos para sufragar sus gastos más inminentes, así como ropas civiles y pasaportes falsos. Los voluntarios se harían pasar por un grupo de turistas alemanes en espera de embarcar con incierto destino, para pasar sus vacaciones de verano al cálido sol de un país del que, por el momento, nada sabían. De aquí fueron transportados por carretera a Stettin, donde, el 30 de septiembre, embarcaron en los buques Passages y Girgenti rumbo a España14.

En las bodegas de los mismos barcos, camuflado en enormes cajas de madera, se cargó el siguiente material: 
- 41 carros de combate Pankerkampfwagen 1 Ausf. A.
 - 20 cañones anticarro Pak 35/36 de 37 mm.
 - 8 cañones de 20 mm.
 - 10 camiones todoterreno (Kübelwagen) Büssing NAG-80, para remolcar plataformas portacarros.
 - 45 camiones de carga (entre ellos 14 portacarros Vomag DL-48).
 - 19 plataformas portacarros con ejes bajos Sd. Ah. 115.
 - 18 motocicletas BMW R-12.
 - 11 automóviles ligeros.
 - 6 camiones taller. 
- Municiones para los tanques, todo tipo de armas ligeras con su correspondiente munición, así como diversos accesorios y piezas de repuesto para todos los vehículos citados.

 El grupo a las órdenes de von Thoma se instaló en una finca situada a unos 15 kms. de la ciudad, en la carretera que va hacia Mérida, y en la que se erigen dos castillos conocidos por los nombres, respectivamente, de las Arguijuelas de Arriba y de Abajo.16 Éstos eran propiedad del vizconde de Roda, quien tras el golpe militar, los había cedido a las autoridades nacionalistas para que los emplearan de la manera que mejor les conviniera mientras durase la guerra.

LA ORGANIZACIÓN DEL PANZER GRUPPE EN LOS CASTILLOS DE LAS ARGUIJUELAS.

De manera distinta a lo que se hubiera podido esperar, los hombres del Panzer Gruppe no fueron inmediatamente enviados al frente, a colaborar en el avance de las columnas rebeldes que en aquel momento se encontraban a las puertas de Madrid. La unidad permaneció acantonada en Cáceres, ya que su misión principal sería la de entrenar a los soldados españoles en el manejo de los carros y su empleo en el combate, utilizando para este cometido las lecciones de táctica, aprendidas en Alemania, de lo que realmente debía ser la moderna guerra acorazada. El 18 de octubre, el general Franco, que ya había trasladado su cuartel general a Salamanca, pasó revista a las tropas alemanes en su base de las Arguijuelas. Por entonces, el coronel von Thoma ya había tomado el mando de la unidad, actuando como segundo y jefe de la Plana Mayor el teniente coronel Eberhardt von Ostman

La base de las Arguijuelas cumplió durante los últimos meses de 1936 una doble función: sirvió de depósito de armas pesadas y como escuela de instrucción para soldados de infantería del ejército nacionalista en el manejo de esas armas, así como de la conducción de los carros de combate. Junto a los alemanes siempre se encontraba un oficial del ejército español que habría de desempeñar la función de enlace.

Cuando el castillo de las Arguijuelas, fue una base alemana nazi.

 Si estos mandos, en principio, eran designados por las autoridades nacionalistas, el comandante de la base, el coronel von Thoma, se reservaba el derecho de aceptarlos, tratando de imponer su criterio en cuanto al nombramiento de estos colaboradores. De este modo, von Thoma elevó en el mismo mes de octubre de 1936 una propuesta a Franco en la que le indicaba que «no consideraba idóneo al oficial asignado en la base –teniente Sanz-, para el cargo en anti-carros, deseando que se quedase como oficial intérprete; y proponiendo al comandante Pujales, al frente de la legión (sic) encargada del lanzallamas».17 Durante el tiempo que los castillos de las Arguijuelas fueron utilizados tanto como centro de formación como almacén, su emplazamiento se mantuvo en el mayor de los secretos, ya que no se permitía el acceso a ninguna persona que contase con el correspondiente permiso. Esto dio pie a algún incidente entre las propias autoridades de la ciudad y los mandos del Ejército.

 Así, en la segunda quincena de octubre, el gobernador civil de Cáceres concedió a tres periodistas portugueses la autorización para visitar la finca de las Arguijuelas, pero, por orden expresa de Franco, se les prohibió la entrada, al mismo tiempo que instó al gobernador a que «se abstuviera de proporcionar a persona alguna facilidades para visitar lugares en que existan medios de combate, pues sobre éstos debe mantenerse siempre el mayor secreto posible».18 A lo largo del mes de noviembre se incorporaron a la base cacereña 37 hombres más, 28 cañones antitanque Pak 35/36 y 21 nuevos carros de combate, en este caso del modelo Panzerkampfwagen Ausf. B, 19 que habían llegado a Sevilla el 25 de ese mismo mes a bordo del buque Urania, procedentes del Panzer Regiment IV de Schweinfurt.20 Con estos nuevos tanques se compuso la 3ª Compañía de Carros, que quedó al mando del Hauptmann (capitán) Karl Ernst Bothe. Al mismo tiempo, la plana mayor del Panzer Gruppe pasó a instalarse en la población madrileña de Cubas de la Sagra, más cercana al frente, donde también se organizó una escuela de instrucción y donde se estableció el taller.

Durante el tiempo que permanecieron en Cáceres, la relación de los soldados alemanes con la población civil fue muy limitada. No tenían necesidad de salir de la finca que les servía de cuartel y trasladarse a la ciudad, ni tan siquiera los días de permiso, ya que contaban con sus propios servicios de intendencia y de una cantina instalada en uno de los dos castillos. El nivel de «autoabastecimiento» llegaba hasta el punto de que la cerveza que consumían les era traída directamente desde Alemania.

 LA INSTRUCCIÓN DE SOLDADOS ESPAÑOLES EN EL MANEJO DE ARTILLERÍA Y CARROS BLINDADOS.

El 1 de octubre se creó en Cáceres un Batallón de Carros de Combate con personal procedente del Regimiento de Infantería Argel n.º 27. Una semana después pasaban destinados a los castillos de las Arguijuelas, donde el día 12 se organizó la unidad al mando del comandante de infantería retirado José Pujales Carrasco, al que ya hemos hecho referencia, y que, sin duda, era la persona más adecuada para el puesto, pues durante la República había pertenecido a la Compañía de Carros Ligeros de Asalto, afecta a la Escuela Central de Tiro de Infantería, y gozaba, pues, de una gran experiencia al respecto de los medios blindados.27 Los españoles organizaron la unidad a imagen y semejanza de la alemana, que acaba de llegar a Cáceres: una plana mayor, dos compañías de carros, una unidad de transportes, un taller y una compañía antitanque. 

Para mandar la primera Compañía de carros fue destinado el capitán José García García, procedente de la Legión, auxiliado por el sargento Virgilio Arens Clemens, y para la segunda, el capitán Juan García García, ayudado también por el brigada Antonio González y el sargento Eloy Martín Serrano.28 Pero los instructores del Gruppe Drohne no solo se dedicaron a enseñar a los españoles el manejo de los panzer (conducción, técnica, táctica...), sino que pusieron todo su empeño en ilustrarlos también en otras disciplinas, quizás no tan vistosas pero fundamentales e igualmente importantes en el marco de una guerra moderna y multidisciplinar. La instrucción impartida por el Gruppe englobaba aspectos tan diferentes como el empleo de lanzallamas, de cañones antitanque, la conducción de los pesados camiones de la compañía de transportes... Así, con los cañones anticarro de 37 mm. recibidos en octubre se formó una unidad de instrucción al mando del Hauptmann Peter Jansa. Esta unidad la componían además los alféreces Gerhard Nethe, Karl Rieschick y Joahn Vermeulen; los brigadas Hans Novak, Martin Wolf, Hugo Ulrich y Joahnn Seifert; así como el intérprete Josef Wieseler. A mediados de octubre comenzó la formación de las primeras dotaciones españolas, cuando, por orden del Generalísimo al general jefe del Ejército del Norte, era enviado a Cáceres el alférez de artillería Pedro Sanz Ruano para hacerse cargo de las unidades que resultasen del período de instrucción. También fueron asignados a la base de las Arguijuleas un brigada, cinco sargentos, once cabos, sesenta tiradores, doce conductores, un carpintero, un mecánico, un albañil, dos escribientes y ocho soldados, que fueron los componentes de la primera unidad contracarro organizada por el arma de artillería en la zona sublevada.

 EL FINAL DE LA BASE DE LAS ARGUIJUELAS

 Suponemos, dada la escasa documentación que existe al respecto, que desde diciembre del 36 y a lo largo de los primeros meses de 1937, se fue desalojando la base de las Arguijelas. Hemos visto como, ya en el mes de noviembre, la plana mayor del grupo, el taller y la celebración de algunos cursos de instrucción se fueron trasladando paulatinamente a otras bases en la que se había establecido el Gruppe Thoma, como la de Cubas de la Sagra. El último período de instrucción que tuvo como emplazamiento los castillos de las Arguijuelas y del que tenemos constancia se desarrolló en junio, y de él resultó la creación una agrupación de artillería antitanque con personal español que partió inmediatamente hacia el frente. Lo más probable es que durante el resto de la guerra, una vez que se hubieran ido marchando todos los instructores, no habría quedado en Cáceres más que un pequeño destacamento de soldados alemanes y que la finca de las Arguijuelas pasara a cumplir sólo la función de depósito o almacén de material.


Resumen realizado a través de un documento pdf procedente de Antonio Rodriguez Gonzalez.

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